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Neus Arqués: “Las mujeres en posiciones de poder son minoría y al no haber referentes aquellas que alcanzan puestos de responsabilidad se sienten impostoras”

¿Has oído alguna vez hablar del síndrome de la impostora? La escritora especializada en personal brandig, Neus Arqués, cuenta que es algo que se ha encontrado en su experiencia al acompañar a muchas mujeres. Ellas, presentan una gran cantidad de dudas que afectan a su autoestima y confianza cuando se tienen que lanzar al mercado laboral. Y esta singularidad forma parte del llamado síndrome de la impostora, es decir, desconfiar del propio éxito e incluso pensar que es inmerecido. Algo que implica “perder por adelantado”. Arqués ha escrito un libro que bajo el título de Impostoras y estupendas (Ed. Alienta), explica todas estas cuestiones y que es una guía para todas las mujeres que quieran crecer profesionalmente. En esta entrevista a Claves de Mujer, adelanta algunas pautas además de darnos su punto de vista de por qué a las mujeres nos cuesta tanto hacernos visibles.

 

Foto de Pepa Babot.

 

¿El síndrome de la impostora es exclusivamente femenino?

El síndrome de la impostora lo tipifican en 1978 dos psicólogas estadounidenses que reciben un encargo muy peculiar del rector de la Universidad de Georgia, el centro para el que trabajan. Este les pide que estudien a las profesoras y las alumnas más brillantes con el objeto de averiguar qué tienen en común, porque la idea de la universidad era fomentar el avance profesional de las mujeres. Así, las dos psicólogas se ponen a estudiar, miran los parámetros típicos, nivel de ingresos, lugar de residencia y, al final, descubren que lo único que tienen en común todas ellas es que creen que no merecen estar donde están. Es decir, que las mujeres más brillantes consideraban que no eran dignas de ese mérito o esa posición que ocupaban. Las dos psicólogas acuñan entonces el término de Síndrome de la impostora y lo aplican a mujeres.

Años después una de ella, que continúa avanzando en el tema, ya comenta que también hay hombres que se sienten impostores y de ahí que ahora se tienda a utilizar el genérico masculino. Yo personalmente uso el femenino y me parece estupendo que un hombre diga que sufre el síndrome de la impostora aunque no sea algo necesariamente positivo.

¿Por qué las mujeres dudamos constantemente de nuestras capacidades?

Yo creo que hay dos factores, uno externo y otro interno. El factor externo es que venimos de una situación en la que las mujeres visibles han sido minoría en general en todas las posiciones de poder y, por lo tanto, hay una falta de referentes externos. Algo que para mí es clarísimo y esto es un problema social ante el que debemos responder colectivamente. Por otro lado, está la respuesta interna de decir, si estoy en minoría yo me siento incapaz de interiorizar mi merecimiento y pienso que soy una impostora, es decir, una cosa alimenta la otra.

Comentas que el talento se tiene que visibilizar, ¿es una tarea que tienen que trabajar más las mujeres?

Los cierto es que vale para todos, y la razón de que vale para todos y, de eso estoy convencida, es que el talento que no se ve se pierde. Para que alguien te contrate, te promocione, te patrocine, primero tiene que ver tu talento, por lo tanto, la visibilidad no es un capricho, es un recurso, y es necesario para hombres y mujeres. En el caso de las mujeres partimos de un déficit de visibilidad social y, por lo tanto, nos cuesta más, pero es necesario.

 

Impostoras y estupendas entrevista Neus Arqués

Portada del libro de Neus Arqués.

 

Entonces si hay una excelencia, pero no una visibilidad no sirve de nada…

Desde mi punto de vista, todos tenemos talento y el talento individual está al servicio social, yo pienso que disponemos de talento para ponerlo al servicio de todos, pero para que eso funcione lo tenemos que ver. Entonces volvemos a lo de siempre, el talento que no se ve se pierde.

¿Por qué a las mujeres nos cuesta tanto hacer networking?

Culturalmente en España el networking nos cuesta a todos porque a menudo nos confundimos y pensamos que es enchufe, y realmente no es así. Simplemente se trata de mantener una red de contactos tanto en beneficio propio como de las personas que hayamos contactado, por lo tanto, aquí gana todo el mundo. Las mujeres solemos tener más reticencias a la hora de hacer networking porque nos cuesta visibilizar el propio mérito. Al hablar con otra persona y preguntarte a qué te dedicas es muy habitual quedarse callada, pero eso se entrena. Y además es muy necesario. La red de contactos de cada uno es ahora mismo uno de los principales activos profesionales que tenemos.

¿Para conseguir más visibilidad profesionalmente es necesario estar en las redes sociales?

Forman parte de una estrategia de visibilidad, pero son una parte, no son obligatorias, y el uso que cada uno haga dependerá de los objetivos que se persigan. Estamos de nuevo en el tema de hacernos visibles, las redes sociales son “sociales” y por tanto todos nos hacemos visibles en ellas. Mucha gente no sabe qué decir o compartir, por eso yo recomendaría encontrarse a gusto. Estar en una red social donde sientas que estás aportando valor con tu contenido y, sobre todo, que responda a tus propios objetivos. No trabajamos para las redes sociales, sino que ellas trabajan para nosotros, y eso hay que tenerlo clarísimo.

¿Qué consejos das a aquellas mujeres que quieren crecer en su carrera profesional?

Primero, que si se han sentido impostoras que entiendan que no es un problema individual sino una circunstancia que se deriva de un entorno, y segundo, que si apuestan por ser más visibles, cosa que espero, que desarrollen un plan de visibilidad. Es decir, que no intenten dar a todo lo que se mueve, sino que se organicen profesionalmente, que tengan claros los objetivos y la estrategia, porque de este modo avanzarán y cuanto más lo hagan más visibles serán.

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